Sin duda, Juan Breva es el mejor cantaor malagueño de todos los tiempos. Destacó desde sus inicios en la interpretación de los cantes de su tierra, verdiales y bandolás. A partir de estas últimas, creó un estilo nuevo que se ha considerado como el origen de la malagueña actual, pero sin que puedan identificarse plenamente. Quizá lo más correcto sea hablar del nuevo cante de Juan Breva, aunque su importancia es tal que es casi imposible erradicar la expresión "malagueña de Juan Breva". Él mismo fue también el autor de algunas de las letras que cantó. De igual forma, en algunas ocasiones él mismo tocaba la guitarra para acompañarse.
Son varios hechos los que atestiguan la importancia de su cante: en Madrid cantaba cada noche en tres cafés distintos (El Imparcial, Barquillo y el teatro Príncipe Alfonso); por una cláusula de alguno de sus contratos debía ser pagado en oro; el propio rey Alfonso XII le llamaba para cantar en Palacio, pagándole en metálico y en alfileres regios para corbata e, incluso, llegó a asignarle una pensión vitalicia; poetas como Rubén Darío o Federico García Lorca han escrito versos inspirados en él.
A pesar de tanto éxito murió en la miseria, sin ni siquiera dinero para el entierro. Tras su muerte, su figura permaneció olvidada durante un tiempo. En la actualidad está totalmente restaurada y reconocida: en 1976 el festival flamenco anual de Vélez-Málaga fue bautizado con su nombre; en 1970 se levantó un monumento a su cante en su ciudad natal; varias peñas flamencas llevan su nombre, al igual que una calle. Finalmente, muchos cantaores le reconocen como uno de sus maestros
Son varios hechos los que atestiguan la importancia de su cante: en Madrid cantaba cada noche en tres cafés distintos (El Imparcial, Barquillo y el teatro Príncipe Alfonso); por una cláusula de alguno de sus contratos debía ser pagado en oro; el propio rey Alfonso XII le llamaba para cantar en Palacio, pagándole en metálico y en alfileres regios para corbata e, incluso, llegó a asignarle una pensión vitalicia; poetas como Rubén Darío o Federico García Lorca han escrito versos inspirados en él.
A pesar de tanto éxito murió en la miseria, sin ni siquiera dinero para el entierro. Tras su muerte, su figura permaneció olvidada durante un tiempo. En la actualidad está totalmente restaurada y reconocida: en 1976 el festival flamenco anual de Vélez-Málaga fue bautizado con su nombre; en 1970 se levantó un monumento a su cante en su ciudad natal; varias peñas flamencas llevan su nombre, al igual que una calle. Finalmente, muchos cantaores le reconocen como uno de sus maestros
Fuente: Esflamenco
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